Borges, Einstein, Heráclito y la Sibila

Friday, July 23, 2010



Y la Sibila, con labios delirantes, diciendo cosas melancólicas, 
carentes de adorno y sin unción, con su voz se hace oír miles de años, 
gracias al dios que está en ella.
Heráclito

Dos estados de conciencia acontecidos en tiempos y espacio diferentes eventualmente se conectan como en el modelo del túnel de gusano o en un banco frente al río Charles en 1969. 

Einstein desde la ciencia y Borges desde la ficción doblan el tiempo en sus respectivos modelos. 

El del científico acecha desde el espacio como un agujero negro del que se puede salir y el del poeta desde el sueño del que se puede despertar, desprenderse y desaprenderse.

Por eso la voz de la Sibila es melancólica y no cuida de adornos, ¿para qué? si sabe que el gran público creerá más en dos neutrones desplazados en el laboratorio un nanosegundo hacia el futuro que en la pavorosa fusión de una conciencia humana con el dios todo tiempo todo el tiempo que está en ella.

Anthroopos y Pegaso

Thursday, July 15, 2010


En el poema, la voz recoge cosechas de mirada. Porque siguiendo a Sócrates en el Cratilo, sólo el hombre da razón de lo contemplado y por eso se llama anthroopos o contemplador de lo visto.

Sólo en el lenguaje-poema, puede el contemplador manifiestar la realidad contemplada tal y como la da a luz a través de sus ojos. Porque él la hace, desde la unidad con ella, desde su logos. Y a su logos, a la unidad,  la devuelve vuelta poema. 

Pero la unidad ha sido expulsada del discurso y las imágenes huérfanas no tienen a dónde regresar. Las aqueja la inconexión que reumatiza el lenguaje al que ya por el tiempo, ya por falsos embellecimientos  ha quedado desfigurado y de tanto cuidarse de repeticiones y cacofonías, de precaverse de caer en débiles dulzuras, temeroso de mostrarse cavernario,  de olvidarse de citar la  fuente de donde obtuvo el nombre, no es capaz de decirle pan al pan ni vino al vino. 

Contemplador incrédulo. Anthroopos que deja el templo y ya no considera. Ha devenido en observador. Pero aún observador desprovisto del bastón curvo de los augures y de su túnica blanca -lienzo de las palabras infinitas que provee el cielo- el hombre puede experimentar la unidad y la libertad en el acto supremo de la contemplación. 

Y así podrá mirar el agua y beberla y decir sin temor de repetirse qué agua tan agua y bañarse en la fuente del origen, que no requiere ser citada porque es como el centro que está en todas partes; de la que brotó el nombre de Pegaso y Pegaso mismo y con él, las alas.

Quédate con mis libros, de Aurelio González Ovies

Saturday, July 10, 2010


Quédate con mis libros
cuando yo no esté aquí.
Que en las tardes de lluvia
el griego es más hermoso todavía
y quiero que conozcas la lengua de los dioses
y el silbante dialecto del invierno.


(C) Aurelio González Ovies
La hora de las gaviotas
Voz:
María García Esperón
Música:
L. Einaudi


La imagen inagotable: sobre un texto de Aurelio González Ovies

Friday, July 02, 2010



 Ser o no ser a través del texto, tal sería la cuestión.

La cuestión o la demanda, ambas serranías escarpadas pero deliciosas, como esos libros miniados que salpican visiones de paraíso entre sus arduas letras y que te dejan oro en los dedos.

En todo caso, la cuestión en este texto es emprender o no a través de él un camino iniciático. Para empezar, es un texto periodístico, esto predispone a la vivencia de lo dominical efímero. Pero la Y pitagórica se yergue en su portal. ¿Tomarás la via del turismo rural literario, extraordinariamente bien escrito, invitación al viaje? ¿O la otra, la del camino iniciático, peligroso y demoledor, incierto, despiadado en sus verdades?

El texto decide por ti y ya tomaste la segunda vía. La llave ha dado vuelta en la cerradura y se ha abierto. Es un tiempo original, una narración feérica, un tambor chamánico, sus hojas invisibles son jirones de la túnica de Parménides. El No ser no es en todos sus renglones de Ser. Sí, pero al ser es un ser de agonía, un Calvario con su Gólgota de imágenes, donde todas hieren y quizá la última mate. 

Pero... ¿hay última? No, por donde se le aborde hay un principio. Es arxé pura. Enuncia al Universo desde el Principio de Unidad en la Belleza. Belleza que tuvo que ser Mirada. Mirada que tuvo que ser Voluntad. Voluntad que es Virtud o Fuerza. Atlántica mirada que sostiene, eleva y realza la Luz que revela la Imagen, las imágenes.

Inagotables, éstas devienen Alfabeto. Su concatenación es necesaria, pero pueden desprenderse, volar como aves y allá donde emigren generarán lenguaje.

Porque para que haya Imagen tiene que haber Palabra.

Y ésta se habla antes que se escribe.

Y ésta se sueña antes que se habla.


Sobre un texto de Aurelio González Ovies

Foto: Un vistazo con fondo del monte Aramo (posible divinidad gala) que, desde Morcín, domina sobre Oviedo y nos separa de otros concejos, con estelas y cielo solo. Aurelio González Ovies.