Ser o no ser a través del texto, tal sería la cuestión.
La cuestión o la demanda, ambas serranías escarpadas pero deliciosas, como esos libros miniados que salpican visiones de paraíso entre sus arduas letras y que te dejan oro en los dedos.
En todo caso, la cuestión en este texto es emprender o no a través de él un camino iniciático. Para empezar, es un texto periodístico, esto predispone a la vivencia de lo dominical efímero. Pero la Y pitagórica se yergue en su portal. ¿Tomarás la via del turismo rural literario, extraordinariamente bien escrito, invitación al viaje? ¿O la otra, la del camino iniciático, peligroso y demoledor, incierto, despiadado en sus verdades?
El texto decide por ti y ya tomaste la segunda vía. La llave ha dado vuelta en la cerradura y se ha abierto. Es un tiempo original, una narración feérica, un tambor chamánico, sus hojas invisibles son jirones de la túnica de Parménides. El No ser no es en todos sus renglones de Ser. Sí, pero al ser es un ser de agonía, un Calvario con su Gólgota de imágenes, donde todas hieren y quizá la última mate.
Pero... ¿hay última? No, por donde se le aborde hay un principio. Es arxé pura. Enuncia al Universo desde el Principio de Unidad en la Belleza. Belleza que tuvo que ser Mirada. Mirada que tuvo que ser Voluntad. Voluntad que es Virtud o Fuerza. Atlántica mirada que sostiene, eleva y realza la Luz que revela la Imagen, las imágenes.
Inagotables, éstas devienen Alfabeto. Su concatenación es necesaria, pero pueden desprenderse, volar como aves y allá donde emigren generarán lenguaje.
Porque para que haya Imagen tiene que haber Palabra.
Y ésta se habla antes que se escribe.
Y ésta se sueña antes que se habla.
Sobre un texto de Aurelio González Ovies
Foto: Un vistazo con fondo del monte Aramo (posible divinidad gala) que, desde Morcín, domina sobre Oviedo y nos separa de otros concejos, con estelas y cielo solo. Aurelio González Ovies.