El Disco de Troya

Saturday, August 08, 2009


Con el número 2426 estaba inventariado este inquietante artefacto en el Museo de Historia Antigua de Berlín,
por lo menos hasta 1960.
Fue hallado por Wilhelm Dörpfeld, el arqueólogo que acudió a las excavaciones de Troya
como ayudante de Schliemann.
El llamado "Cuadrante de Dardania" fue uno más de los objetos encontrados
por él -se le dio una antigüedad de 5 mil años- y fue a parar al Museo de Historia Antigua de Berlín.
El humilde disco de arcilla permanecióen el museo después de la Segunda Guerra Mundial,
cuando los vencedores rusos se llevaron a su tierra el oro de Schliemann.
Desde 1960, la colección fue reunida en el Palacio de Charlottenburg, donde puede visitarse en la actualidad.
Desconozco las dimensiones del disco, cuya reproducción encontré en el libro Le Berceau des Cathédrales
de Maurice Guinguand y Béatrice Lanne en el curso de mi investigación para las novelas
El Disco del Tiempo y El Disco del Cielo.
El Cuadrante de Dardania se me convirtió inmediatamente en El Disco de Troya.
El análisis de su iconografía, en una obsesión.
Le di una orientación astronómica influida por la investigación y los personajes de El Disco del Cielo.
Un punto central que podría interpretarse como la Estrella Polar, llamada por los antiguos "el agujero en el cielo"
alrededor del cual parecían moverse los cuerpos luminosos de la bóveda celeste.
A ambos lados del punto central hay dos figuras esquemáticas que podrían ser constelaciones
y representar el otoño y la primavera.
En la sección inferior se aprecia una grieta y una pequeña línea que acusa la huella
de otra figura, que podría ser la constelación correspondiente al invierno.
Por supuesto, el símbolo más elocuente es el que se distingue en la parte superior del disco.
El Sol, representado con aspas orientadas hacia la izquierda.
La luna en cuarto creciente.
Un ciervo.
Un punto entre las patas del ciervo. Quizá otra estrella.
Esta constelación correspondería al verano, representado en otras culturas por el león.
Pero es el Gran Ciervo de los cultos neolíticos, el espíritu del año sacrificado y renacido,
la Deidad con Cuernos -Minotauro, Apis, Zeus Ammón- que cruza luminiscente la larga noche de los mitos
para ser finalmente derrotada por el Cristianismo, que la asimila a la maldad y la convierte en el diablo
obsceno y velludo, adorado por las brujas en los ritos satánicos.