Pasífae de Vilanova

Wednesday, April 28, 2010




A Selene-Hada Moreno Ortega, por su Pasífae


Salida de las manos del escultor catalán Òscar Estruga, es ya el símbolo de Vilanova i la Geltrú, brilla sobre todo como en los viejos tiempos de los mitos y por la media luna de su tensión anhelante pasa la luz

Toda luna, Pasifae de Vilanova, toda luz y toda sombra. 
Y toda cobre, como Cypris y como la alquimia de la planta de las catedrales góticas.
Atemporal y salada, mediterránea y mítica. 

Jeroglífica Pasífae. 
Impaciente en el ingenio bovino cincelado por su Dédalo, tan eterno, tan transido de tiempo como ella, tan presente en nuestras cosas, en nuestro pan, en nuestro vino, en nuestro olvido y en el sol que nos alumbra para abrirnos los ojos a los misterios de la sombra.

Y tú mismo, inmortal

Tuesday, April 20, 2010


Y si por ventura la vislumbras alguna vez,
no se compara ni con el oro ni con los jóvenes
y bellos rostros, ni con los vestidos ni los tronos rutilantes.
Y si eso ocurriera, en ese punto tu vivir adquirirá el valor
 al que está destinado.
Porque la verás no con los ojos del cuerpo sino con los otros,
alimentados de virtud, agudos y claros y elocuentes.
Y entonces serás amigo de los dioses y tú mismo, inmortal.

Afrodita

Friday, April 16, 2010


Es costumbre entre los bárbaros tener por deshonroso el complacer a Afrodita. Pero también consideran deshonrosa la filosofía. Porque súbditos con sentimientos elevados son difíciles de gobernar por no decir imposibles, y porque el amor suele producir amistades sólidas y sociedades áureas, las que no admiten ni tirano ni ignorancia.

No camina sobre el suelo

Wednesday, April 14, 2010


... sino en los más dulces de los seres, donde además habita: en las almas de los dioses y de los hombres tiene la morada. Pero no en todas. Es flexible y tenue, casi inadvertido atraviesa las almas, se instala y las dulcifica y luego se marcha también inadvertido y tan inerme como entró, como si nada.

Libros, de Aurelio González Ovies


  Gracias, libros: he tenido en mis manos hasta lo inalcanzable, lo que soñé a menudo, lo que la luz no ofrece ni la sombra te acerca. He pasado las páginas de lo que me dejó o perdí en el camino. He anotado los símbolos que nunca dije a nadie, he glosado las líneas que no compartiría jamás de los jamases. He pisado las calles fangosas de Macondo, he tocado a la Eneida, creyéndola mujer, he estado muchas noches a la épica sombra de la esperanza lóbrega de la firme Penélope. Gracias, libros, por las revelaciones y por las contingencias.
  Por mis dedos cruzaron las golondrinas lóbregas que no han de regresar, las aguas de los ríos que van a dar al mar, inexorablemente; el canto de los pájaros que añoraba ya en vida, en su Moguer del alma, allá en el huerto claro, junto aquel pozo blanco, el autor de Platero; las aspas y gigantes del molino que muele la espiga de utopías. Sin vosotros yo nunca sería este humano breve que me siento.
  ¿Dónde existe más mundo, dentro o fuera de vosotros? ¿A lomos del día a día, lema y limo, o en lo que, desleídos, os leemos? ¿Qué es más verdad, la vida engañadora o las veraces sílabas que conforman los versos, las fábulas, las hermosas mentiras de vuestros mudos párrafos? ¿En qué lugar más humo, menos ascuas, en las favilas longevas de los plisados pliegos o en la instantánea chispa de esta existencia que casi no encendemos?
  Libros, por encima de todo, gracias. Gracias por tanta tinta muerta, por tanta vida en tinta. Gracias por vuestros sentimientos y la carnegrafía. Sin conocer apenas, así es de superficial el hombre de la tierra, he conocido a fondo la claridad de Ítaca, los vinos sabrosísimos del suelo del Vesubio, el viento de Orihuela, la soledad de Gloria, los campos de Castilla. Y en algunas estrofas, acaso quedará el nombre de mi madre, grana bendita. (La Voz de Asturias, 25-04-09).

(C) Aurelio González Ovies
Tardes de cal viva
Video realizado por Catamaram
Voz: María García Esperón
Música: Pure mood (Yanni)
Imágenes:
Angelica Kauffmann
Dalí
Alicia Martín
MMX

¿Y si Hefestos...

Friday, April 09, 2010


... se presentara en el instante preciso y armado con sus utensilios 
les preguntara ¿qué es lo que queréis que os suceda mutuamente? 
y ellos pudieran responder que unirse lo más posible 
para no separarse ni de día ni de noche 
y el Cojo Ilustre procediera y sin dejar de unir hablara 
y dijera que serían un solo ser mientras durara la vida 
y al terminar ésta, en el Hades en vez de ser dos serían uno solo..?

"... al punto fue como antigua"

Wednesday, April 07, 2010


Cuenta Plutarco en su Vida de Pericles que fue de admirar que las obras de la Acrópolis se hayan concluido en relativamente poco tiempo y resalta el hecho de que "en la belleza, cada una de ellas al punto fue como antigua".

La expresión se guardó durante cinco siglos y fue recogida por Plutarco. Y así, sencillamente, da la nota que define al conjunto de la Acrópolis: una antigüedad que es una atemporalidad. Una edificación antigua siempre joven, exenta de vejez, crecida bajo la dirección de Pericles y Fidias.

El Partenón fue construido por Calícrates e Ictino, los arquitectos de astucia arquetípica, que dotaron de elasticidad visual a las columnas con el misterioso (y matemático, geométrico) procedimiento de éntasis.

Mnesicles se encargó de los Propíleos. Y durante la construcción de éstos, un operario cayó de lo alto y quedó al borde de la muerte. Pericles tuvo un sueño y soñó a la Diosa. Ella le sopló al oído el remedio que curaría al trabajador.

Pericles despertó y pudo recordar su sueño, el hombre sanó y ese sueño y esa cura fueron la causa de que se colocara en la ciudadela la estatua de bronce de Atenea, la saludable.

Plutarco afirma vehemente que en las obras de la Acrópolis "brilla un cierto lustre que conserva su aspecto intacto por el tiempo, como si las tales obras tuviesen un aliento siempre floreciente". Es su juventud eterna, su inmortalidad, a pesar del polvorín turco y del amor desmedido que inspiró a Lord Elgin la idea de raptar el Partenón por partes.

Inmortales y jóvenes soñaron sus obras Fidias y Pericles. El que llegó afirmar que en cuanto de él dependiese, cada ateniense sería inmortal. La Acrópolis guarda, en la cal viva de su corazón, ese deseo.

στα θέατρα, στους κήπους, στα γυμνάσια

El banquete de Heliogábalo. Sir Lawrence Alma Tadema

En los teatros, en los jardines, en los gimnasios...

En La Grecia Clásica y su legado, fue publicado un poema de Kavafis sobre Nerón.

Este césar decadente amaba a Grecia a su manera y consultó al Oráculo de Delfos por si tenía algo que temer.
-Teme a los setenta y tres años.

Nerón es joven. Nerón tiene treinta años. Goza del poder absoluto. Es un esteta. Ama la vida y carece de escrúpulos para allanarse el camino hacia sus goces: los teatros, los jardines, los gimnasios, los cuerpos desnudos y las rosas de la Acaya ciñendo sus sienes.

El decadente césar que asesinó a su madre regresa a Roma. Sus treinta años nada temen.
Mientras, en Hispania, Galba ha decidido derrocar al tirano. Ejercita a sus tropas y espera el momento propicio. Entrena como un legionario y endurece su piel para la guerra.
Tiene setenta y tres años.

El poema, en griego.
Fuente: La Grecia Clásica y su legado:

Η Διορία του Nέρωνος

Δεν ανησύχησεν ο Νέρων όταν άκουσε
του Δελφικού Μαντείου τον χρησμό.
«Τα εβδομήντα τρία χρόνια να φοβάται.»
Είχε καιρόν ακόμη να χαρεί.
Τριάντα χρονώ είναι. Πολύ αρκετή
είν’ η διορία που ο θεός τον δίδει
για να φροντίσει για τους μέλλοντας κινδύνους.

Τώρα στην Pώμη θα επιστρέψει κουρασμένος λίγο,
αλλά εξαίσια κουρασμένος από το ταξείδι αυτό,
που ήταν όλο μέρες απολαύσεως —
στα θέατρα, στους κήπους, στα γυμνάσια ...
Των πόλεων της Aχαΐας εσπέρες ...
A των γυμνών σωμάτων η ηδονή προ πάντων ...

Aυτά ο Νέρων. Και στην Ισπανία ο Γάλβας
κρυφά το στράτευμά του συναθροίζει και το ασκεί,
ο γέροντας ο εβδομήντα τριώ χρονώ.

(Από τα Ποιήματα 1897-1933, Ίκαρος 1984)
El Plazo de Nerón
K.P. Kavafis


Sin inquietarse, Nerón escuchó
el vaticinio del oráculo de Delfos:
"Has de temer a los setenta y tres años"
Mucho tiempo aún para gozar:
Tiene treinta años y el plazo
que la deidad le ha concedido es largo,
como para preocuparse por futuros peligros.

Ahora, un poco fatigado, regresa a Roma
felizmente cansado vuelve de este viaje
que ha traído un placer en cada día:
en los teatros, los jardines, los gimnasios,
en las noches incomparables de la Acaya
ay de los cuerpos desnudos, ay del placer
sobre todas las cosas...

Ese es Nerón. Y en Hispania
arenga y ejercita a sus tropas un anciano:
Galba, cumplidos los setenta y tres años.

(Versión: MGE)

El Papiro de Artemidoro como el Escarabajo de Mujica Laínez

Papiro de Artemidoro. Foto: La Grecia Clásica y su legado


Para Marcelo Suárez De Luna,
que me recomendó El Escarabajo

Le ocurre lo que al manuscrito Voynich. Está tan bien hecho que merece ser verdadero.

Sobre ambos pesa la sospecha de inautenticidad y la que se esgrime para el Papiro de Artemidoro proviene de Luciano Canfora, director de Quaderni di Storia, profesor de Filología Griega y Latina en la Universidad de Bari: en ese manuscrito atribuido al cartógrafo y geógrafo griego Artemidoro en el siglo I hay errores de léxico que Artemidoro no hubiera cometido, aparecen palabras del siglo VI y se parece mucho a un mapa de unas hojas robadas en el siglo XIX de un monasterio del monte Athos por un personaje que parece salido de la pluma de Dumas: teólogo, pintor, aventurero, falsificador y griego, llamado Constantino Simonidis.

La historia rocambolesca del Papiro comienza en algún taller de Alejandría con un error de un dibujante, que en un papiro donde se ha copiado un texto del prestigiado geógrafo Artemidoro de Éfeso traza el perfil de la Bética y lo identifica con el de toda la península ibérica. En el texto dice el efesio que la Geografía tiene tanta alcurnia como la Filosofía, aunque es ciencia silenciosa y habla con sus propios teoremas. Por el error del dibujante el papiro es desechado y sus espacios en blanco sirven para que artistas dibujen bocetos. Le pasa el tiempo por encima y comprimido es alojado en la máscara mortuoria de una momia y confinado a una eternidad de 20 siglos en una tumba.

Rescatar trozos de papiro es una actividad de alta cultura acometida por coleccionistas y académicos por igual en el siglo XX. Un apasionado alemán de antigüedades compra la máscara y naturalmente la destruye para leerle la mente en su relleno de papiro. Aparece la tira casi íntegra, con sus 240 cm de largo por 31 de ancho, corroída y deshilachada, pero con su error y sus dibujos, su texto, sus rostros humanos y sus animales. Una especialista alemana y un papirólogo italiano confirman su autenticidad en 1999. Y le viene la consagración en forma de casi 3 millones de euros, que es lo que paga la Fundación San Paolo, tutora del Museo Egiptológico de Turín, al que pertenece y el que exhibe la pieza.

Si, como concluye Canfora el papiro es una falsificación del aventurero griego, un filólogo de la Universidad de Pisa, Salvatore Settis, se hace varias preguntas: ¿Cómo pudo Simonidis conseguir un papiro en blanco viejo de veinte siglos? ¿Y la tinta vegetal, egipcia por los cuatro químicamente probados costados? ¿Y las fuentes documentales a las que remite el texto del papiro, no conocidas sino hasta bien entrado el siglo XX?

En su novela El Escarabajo, Manuel Mujica Laínez cuenta la milenaria historia de un escarabajo de lapislázuli... en primera persona, pues es el propio escarabajo el que narra su larga aventura a una estatua de Poseidón, sumergida como él en el mar Egeo.

Como el Papiro de Artemidoro, el escarabajo pasó varios siglos en una tumba, escuchó muchas voces y percibió una increíble variedad numinosa.

Como El Escarabajo de Mujica Laínez, muchas historias podría narrar el deshilachado papiro.

Habría que preguntarle.

(Aunque sea silenciosa, la Geografía.)



La fabulosa historia del Papiro de Artemidoro en el blog La Grecia Clásica y su legado.

El Papiro de Artemidoro en www.celtiberia.net

Fuego



Es un insaciable, como su castigo.

Afortunadamente puede contar con la providencia de Zeus, que dota a sus entrañas de la capacidad de regenerarse para el dolor.

Encadenado al Cáucaso y sangrante aguarda la llegada del ave.

El fuego,

allá abajo,

arde

insaciable.

No soporta un segundo sin su dolor.

El Pasado, la Memoria, la Inmortalidad



De Empédocles
Me he liberado para siempre de la muerte porque en verdad les digo que para las criaturas mortales no hay comienzo ni fin, sino ciclos de metamorfosis.

También retengo la sabiduría de todo lo que ustedes han olvidado en sus sucesivos renacimientos. Exiliado y vagabundo, he sido un joven y una muchacha, un arbusto y un ave, un mudo pez en el mar...

De Pitágoras
Viví en los años de la guerra de Troya y mis rasgos eran los de Euforbo, muerto en batalla bajo el golpe certero del rubio Menelao. También me llamé Etálido y conservé a lo largo de muchas vidas y muchas muertes la inalterable memoria...

La anámnesis, el viaje a través del recuerdo hasta el origen del recordar implica una tensión terrible de las fuerzas del espíritu. Platón dijo que era una concentración del alma, que al partir de todos los puntos del cuerpo, viene a recogerse en ella misma para encontrarse pura y sin mezcla, separada del cuerpo con el que se encuentra mezclada.

Empédocles, Pitágoras, Platón, construyen tres entonaciones diversas sobre una misma tradición que tiene su origen en las prácticas de los Magos. Empédocles habla del diafragma como órgano corporal y como actividad psíquica, y lo llama prapides: su tensión rige la respiración y con ella la posibilidad de remontar el río de las vidas hasta el lago de la Memoria.

Los ejercicios respiratorios de los pitagóricos serian fósiles del control respiratorio de los Magos: permiten al alma concentrarse para liberarse del cuerpo y viajar, por ejemplo, al pasado, no a una cadena de sucesos sino a su origen. No al encuentro de un viejo canoso y encorvado y sus temblorosos recuerdos sino de la juventud suprema, oro en la piel, brillo en los ojos, cabellera leonada de la Diosa Memoria.

La llegada a la fuente del devenir individual es la transformación radical de la experiencia temporal.

Y su Memoria es la liberación definitiva de la muerte.

Por eso Empédocles se vivió inmortal al recordar su ser de pez mudo y Pitágoras reconoció en un arcaico escudo en forma de ocho al que muchos siglos atrás no pudo preservar su garganta de la pica de Menelao, cuando se llamaba Euforbo y era hijo de Panto y hábil lancero.

Sobre Jean Pierre Vernant. Aspects mythiques de la mémoire et du temps.

La Afrodita de Bouguereau

El nacimiento de Venus. William-Adolphe Bouguereau, 1879

William-Adolphe Bouguereau fue francés y pintor en el siglo XIX.

Sabía mirar la antigüedad y el mito en un momento de la historia del arte en el que el sol eran los ismos y el antiguo lenguaje un fantasma decrépito.

Irónicos, Degas y Monet vaticinaron que sería el pintor del siglo XIX más recordado en el siglo XXI, genios denunciando el gusto demótico, que se empeña en sus verdades queridas a través de los siglos.

Su Afrodita es Urania y Citerea, lunar, carnal y metafísica.

Torcida hacia la espiral como el código de la vida, acompañada del delfín, la vieira, la espuma, el caracol, los amores y las olas.

Letra de Bouguereau, su palabra sagrada en el único Poema: el más íntimo, lunar, carnal y metafísico.

Symposium



Los comensales se distribuyen en el andron, los músicos y bailarines caldean los músculos para las contorsiones de la danza.

Se hablará de filosofía o de política o de ambas y el simposiarca ha decidido que el banquete será más apolíneo que dionisíaco, una dulce sobriedad embriagada que permita modular ideas.

Varias partes de agua pondrá al vino en la cratera y servirá solamente tres, que así lo ha aconsejado el mismo dios de rizos como viñas, de ojos como incendios, granate y sombrío:

Para los hombres sensibles solamente preparo tres crateras: una para la salud 
(que ellos beben primero), otra para el amor y el placer, y la tercera para el sueño. 
Después que es vaciada la tercera cratera, los hombres sensatos regresan a casa. 
La cuarta cratera ya no es mía -pertenece al mal comportamiento-, 
la quinta es para gritar, la sexta para la grosería y los insultos, 
la séptima para los pleitos, la octava para romper los muebles,
la novena para la depresión y la décima para la locura y la inconsciencia.*



* (Discurso de Dionisos en una obra perdida del dramaturgo Eubolo)

La tumba de Alejandro: el enigma



Según el arqueólogo y escritor italiano Valerio Massimo Manfredi, después de que culminara su exitosa trilogía sobre la vida de Alejandro Magno en 1998, le quedó pendiente el revisar el destino de los restos del macedonio, desaparecidos después de haber sido objeto de veneración durante siete siglos. Su tumba en Alejandría era visitada por peregrinos del mundo mediterráneo. Con el fortalecimiento del Cristianismo, sepulcro y restos se desvanecieron en un enigma que Manfredi aborda en su último libro, editado por Mondadori.

La tumba de Alejandro: el enigma no es una novela. Es un ensayo histórico al que el autor ha impreso la marca de su casa: la arqueología es la más fascinante novela que pueda existir, así narra los hechos con objetividad pero con pasión, destacando las brillantes y aventureras personalidades del siglo XIX que emprendieron la búsqueda de la tumba mítica, los arqueólogos "heroicos" del novecientos: Annibale E. Breccia y Achille Ariani y la pintoresca historia de un camarero de Alejandría que afirmaba poseer un libro sobre la tumba de Alejandro, del que el antropólogo británico James George Frazer descubrió la superchería, pero que eligió dejar al camarero en la ilusión de saberse poseedor de un libro casi mágico que hablaba de lo que todos buscaban.

Tal vez la tumba de Alejandro no se encuentre nunca. Rastrear su desaparición y seguir las huellas de los que la han buscado lleve quizá a encontrar las huellas de los que la perdieron: dos religiones fundamentalistas -el Islam y el Cristianismo- que en la ciudad de Alejandro escribieron en letras de sangre y fuego que no hay más que un solo Dios.

El Aleph y el escudo de Aquiles


Con palabras, Homero hizo a Hefesto forjar el escudo para atender la súplica de una diosa..
Muchos escoliastas consideraron el pasaje (Iliada, XVIII , 478-608) como una interpolación. Al recurso se le llama ékphrasis y consiste en describir poéticamente una obra de arte plástica. En la biblioteca de Pérgamo, Crates de Malos propuso que las diez partes en que podía dividirse el escudo eran los diez círculos celestiales. Se ha dicho que es una alegoría de la creación del Universo por ¿quién? y un punto de respiro en la tensa cólera que invade al héroe.

En el escudo están el mar y el cielo, los astros, ciudades de hombres dotados de palabra, se celebra una boda y se lleva a juicio un delito de sangre, hablan los varones en la Asamblea pasándose el cetro de mano en mano, un ejército sitia a una ciudad defendida en la muralla por ancianos, mujeres y niños; Palas y Ares guían el espíritu de la guerra armados, bellos y grandes como sólo los dioses pueden serlo, hay emboscadas y guerreros arrastrados y en el escudo se mueven las figuras como hombres vivos. Y en el escudo se ara el campo de labor y los labriegos beben copas de dulce vino y en el escudo la tierra, a pesar de ser toda de oro, se ennegrece como tierra de labranza. Y mieses, y un rey con su cetro y un viñedo cargado de uvas y un niño canta y cuatro pastores de oro conducen vacas de cuernos erguidos y también el Ilustre Cojo labró en el escudo un piso con el dibujo de un laberinto que es una danza parecido al que Dédalo hizo para Ariadna de bellos rizos y ahí, en el centro de los centros, canta el aedo divino acompañándose con la lira todo lo que ha sido, todo lo que es, todo lo que será...

Se han hecho intentos de forjar escudos parecidos y aunque en tiempos micénicos la mayoría de los aspis tenían la forma de un ocho, el de Aquiles se visualiza circular, ceñido por Okéanos. Y más de un arqueólogo ha tenido la esperanza de encontrar el escudo en algún enterramiento de guerrero de la Edad del bronce *.

Intentar traducir en materia esa ékphrasis homérica es empresa imposible, como si se intentara representar en el plano o en el volumen el Aleph de Borges, al que tal vez remotos y futuros escoliastas consideren la descripción poética de una obra plástica y futuros y remotos arqueólogos se empeñen en encontrar el Aleph en lo íntimo de una piedra** esparcida como los metatarsos de Dios en un cerco de ruinas.

*En lo personal me inclino a identificar el hallazgo del Disco de Nebra con la parte central de un escudo de la Edad de Bronce europea forjado al modo del aspis de Aquiles

** Borges. El Aleph: "¿Existe ese Aleph en lo íntimo de una piedra? ¿Lo he visto cuando vi todas las cosas y lo he olvidado? "


Fidias o la Belleza



La Belleza... ¿qué es la Belleza?

¿En qué arena, qué rama, qué voluta radica su inmortal esencia?

¿Está encerrada en el mármol pentélico, como una impaciente ninfa de la piedra?

¿O, invisible y recostada se aloja en la esfera de aire que se engarza en estas manos?

Ella espera en la Acrópolis.

Duerme, anhela ser despertada, con su yelmo de victoria y su pacífica lanza de fresno.

Ahíta de mirar ruinas y rememorar ultrajes rueda sobre la cal su cuerpo de diosa para contemplar, en ese otro lado posible, todos los sueños.

Reseña de Sibila, por Anabel Sáiz Ripoll


Recomendación México: Sibila, de María García Esperón

SIBILA,
de María García Esperón,
México, Las Cuevas del Viento, 2007.

por Anabel Sáiz Ripoll,
especialista en Literatura Infantil y Juvenil


María García Esperón en Sibila teje una historia conmovedora en torno a uno de los personajes más enigmáticos y atractivos de la mitología clásica: Sibila de Cumas. Contaba el mito que en sus manos estaba el presente, el pasado y el futuro, gracias a los llamados “Libros sibilinos” que eran consultados por los magistrados romanos cuando había algún peligro. La autora mexicana habla de estos libros y apela a la otra parte de la leyenda, al momento en que Sibila acudió, ya anciana, a Roma para venderle a Tarquino el Soberbio nueve libros, pero el rey se negó a pagar el precio y la profetisa quemó tres y, posteriormente, otros tres; hasta que Tarquino aceptó a pagar el precio y se salvaron tres. María García Esperón recrea este momento al final del libro, cuando ya todas las cartas están sobre la mesa y conocemos el origen tanto de Sibila como de Tarquino puesto que la novelista, como suele hacer, permite que estos personajes del pasado cobren vida y se expliquen ante nosotros; es más, sospechamos que Sibila aún vive… y nos apiadamos de esta mujer que carga, ella sola, el peso del mundo sobre sus hombros.

Se cuenta de esta mujer que había nacido en Eritras y que el dios Apolo, enamorado de ella, quiso concederle un deseo. Sibila pidió vivir tantos años como granos de arena tenía en la mano, pero olvidó un detalle: no deseó ser eternamente joven; así que fue envejeciendo y éste es el drama que leemos en “Sibila”, el envejecimiento de una mujer que ya solo es memoria y que vive, como si fuera una raíz, atormentada por todos sus recuerdos. ¿Cómo se puede vivir con un peso tan grande? Esto se pregunta Cinna Orsini, un conde muy aficionado a la cultura y civilización etruscas que vive –y muere- solo para conocer el secreto de este pueblo; tanto es así que a su única hija le puso el nombre de Sibila. El “Conte” sabe el secreto de la Sibila cumana; es más, la acoge dentro de un sepulcro etrusco en su propia casa. Su hija, de alguna manera, ha heredado ese don de la memoria y desea ser el receptáculo de la vieja Sibila y sacrificarse para que, al fin, descanse. ¿Puede clonarse el alma? Es lo que María García Esperón se pregunta y lo que trata de responder John F. Wise, un especialista en nanología que acaba de romper su matrimonio, precisamente, por sus experimentos en el terreno de la clonación.

Estos elementos y algunos más son los ingredientes de los que se nutre esta novela, pero aún hay algo que la hace más apasionante y es su estructura, basada en los veintiún arcanos del Tarot de Marsella. La autora no deja nada al azar, aunque sí permite que sus personajes duden y evoluciones. Nos interesa mucho destacar el papel de Serena, la antigua y joven esposa del científica, una chica llena de escrúpulos morales, radical en sus ideas que no duda en perseguir al que fuera su marido y en denunciarlo, incluso. Por otro lado, el profesor de filosofía , Hermann Seller, juega un papel secundario, sí, pero relevante en la transformación de Wise; aunque, sin duda, los personajes más atractivos son las dos Sibilas, la actual, la joven que entra en coma, acuciada por el aluvión de recuerdos y que, contrariamente a lo que pedía la vieja profetisa, desea vivir y, por supuesto, la cumana, que tuvo que vivir siempre exiliada, con el peso de su inmortalidad a cuestas y con el dolor del mundo en su alma. Se dice de ella, incluso, que fue tan longeva que el propio emperador Claudió acudió a ella “cuando ya era muy vieja y estaba colgada en una jaula, reducida al tamaño de un pájaro o de una cigarra, abrumada por su memoria…”. ¡Qué tragedia más grande la de Sibila! Cuidado con lo que deseemos porque, como le pasó a ella, los dioses nos lo pueden conceder.

En Sibila se funden las más modernas técnicas y teorías en torno a la genética con el pasado. Se habla de la posibilidad de lograr la inmortalidad a partir de un cuerpo clonado y con la implantación de un chip de memoria; aunque el tiempo y el recuerdo también pueden recuperarse, nos cuenta María García Esperón, gracias a los restos arqueológicos que son como libros que se pueden leer si se tienen las herramientas adecuadas.

En definitiva, Sibila es una novela atemporal, que busca el misterio del tiempo, de la memoria, del recuerdo, del alma humana porque, al fin y al cabo, como leemos en la novela, “Navegamos como embarcaciones sin rumbo sobre un mar de reflejos cambiantes, de talantes contradictorios. Ese mar nos contamina con su vaivén y nos marea, confundiendo nuestras decisiones y haciéndonos inconstantes”.